quinta-feira, 22 de outubro de 2009

Los feriados...

Advertencia: Cualquier parecido con la realidad guatemalteca, es pura coincidencia...

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-Este mes no tendremos ningún feriado -suspiró Anita-. Fuera de domingos, todo será estudio. ¡Qué aburrido!
-¡Caracoles!, tú eres incorregible -la exhortó Amelia que la escuchaba-. Siempre estás pendiente de los feriados y los estudios parecen aburridos. Me imagino que no eres normal de tu cabeza o eres una niña que a pesar de tus diez años de estar en el mundo, piensas como recién nacida.
-¿No te parece que es delicioso quedarse más tiempo en la cama, sobre todo las mañanas en que hace un frío acogedor?
-Tienes razón -dijo Amelia-. Las mañanas frías invitan a seguir en la cama, pero también es verdad que hay qué hacer cualquier esfuerzo por quitarse la pereza, sobre todo a la edad nuestra que no tenemos más compromiso que dormir, levantarnos, comer y estudiar para asegurar nuestro propio futuro.
-tu siempre con tus filosofías -dijo Anita-. Te advierto que no podrás convencerme. A mí me basta con saber leer y firmar, ¿para qué me voy a martirizar con tanto estudio si no pretendo llegar a ser sabia?
-La sibiduría no está en saber muchas cosas -agregó Amelia-, sino en ser razonable. Tú debes entender que asistir al colegio con deseos de aprender es deber de todos los niños de nuestra edad, mujeres y hombres y que mientras más conocimientos adquiramos en esta época feliz de nuestros primeros años, más asegurado tendremos nuestro porvenir de bienestar y felicidad.
-Casi eres una sabia -se apresuró as decir Anita- y no cabe duda que te espera un buen futura con un amplio camino alfombrado de pétalos de rosas. Te admiro porque hablas como si fueras una mujeraza gordototota cargada de años.
-Caíste en otro error -siguió doctrinando Amelia sin poderse contener-, porque no se necesita ser anciana para comprender la razón de las cosas. el haragán vive atenido a los que trabajan y ese es el peligro que yo veo en ti cada vez que consultas el calendario para sentirte feliz si acusa muchos feriados e infortunada si no los hay.
Anita se fue desairada sin decirle adiós a su amiga y se confundió en el grupo de compañeras que conversaban en el patio principal de la escuela. al entrar nuevamente a clase, después del recreo, la profesora empezó sus explicaciones de esta manera:
Niñas: El trabajo es la más inmensa fortura que Dios nos concedió para que pudiéramos ser dignos de su semejanza. Trabajan las hormigas, los zompopos, los insectos y lo hacen con cariño. Ven cómo una araña prepara cuidadosamente su red en el ángulo de las paredes con miras a obtener su presa. El haragán es un parásito de la sociedad.
La maestra había escuchado la conversación de las niñas y aprovechó la ocasión
on para reforzar lo dicho por las niñas.
Anita no pudo contenerse y sin pedirle permiso a su maestra, se lanzó en brazos de Amelia, pues la instrucción de su maestra coincidía exactamente con la ensañanza de su amiga.

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Juan José Quintanilla Porras. El tesoro de los niños. Guatemala: José de Pineda Ibarra, 1968.