En junio de 1829, un inglés llamado Shillibeer concibió la idea de proporcionar a los londinenses una forma de transporte público y construyó un coche grande, con capacidad para 18 pasajeros. Su itinerario se limitó a una ruta, repetida varias veces al día, entre West End y el Banco de Inglaterra, en la city. Este coche, al que se pintó de verde y amarillo, fue bautizado con el nombre de ómnibus, nombre Shillibeer tomó de un vehículo similar que había visto en París. El cochero vestía de colores alegres cuando conducía a los tres finos caballos que tiraban del ómnibus.
La idea de Shillibeer del transporte público tuvo rápido éxito, y pronto fue seguido por otros más, en tal forma que los vehículos de esa clase comenzaron a verse en todas partes de Londres. Después de cierto tiempo, muchos de los propietarios de vehículos se agruparon para formar un núcleo denominado Compañía general de ómnibus de Londres, la cual, en 1857, era propietaria de 600 unidades.
Diario El Imparcial, ciudad de Guatemala, 1954.
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