quinta-feira, 21 de dezembro de 2023

Siglo XIX: Puente La Barranquilla

 



 


    En la última década del siglo XIX, la Ciudad de Guatemala comenzó a dar señales de crecimiento poblacional y de expansión hacia el eje sur. Consecuentemente, las soluciones urbanísticas fueron el trazado de nuevas vías de acceso como, por ejemplo, el alargamiento de la 7ª avenida, la cual fue bautizada como “Boulevard 15 de septiembre”, misma que se prolonga en el Cantón Tívoli conduciéndose, finalmente, hacia Los Arcos y el Boulevard Liberación. Paralela a ésta, hacia el  lado suroriente, se construyó el paso conocido como de “La Barranquilla”, sobre la 10ª avenida.  Ambas vías, tienen como punto de partida dos viaductos sobre los que corrían los Ferrocarriles del Pacífico y del Atlántico.

     En el caso de "La Barranquilla", ésta, a su vez, es la prolongación de la 10ª avenida hacia el suroriente, en la entrada de lo que hoy es el Estado Doroteo Guamuch Flores. Aproximadamente, un kilómetro más adelante se une enseguida al “Boulevard 30 de Junio” o “Avenida de La Reforma”, para continuar frente al Jardín Botánico hasta los terrenos de Santa Clara en la zona 10. Actualmente, esta vía se une a la altura del Obelisco con la Avenida de Las Américas, zonas 13 y 14. De esta forma, esta es una de las prolongaciones más largas de la Ciudad de Guatemala.

    Tanto el puente como la avenida toman el nombre del arroyo “La Barranquilla”  situado hacia el surponiente de la ciudad que se desprendía del Río de Las Vacas, a su vez formado por las aguas de los ríos Negro, Contreras y Santa Rosita,. Su curso llegaba hasta cerca de lo que hoy en día es el mercado de La Terminal en la zona 4. Ahora, este afluente solo queda en los recuerdos de la población.

    Para unir la 10a avenida con La Barranquilla se construyó un viaducto en el año 1894, durante la administración del presidente José María Reyna Barrios (1892-1894). Este, además, permitía, en la superficie, el paso del ferrocarril del Norte.

    Luego, después de los terremotos de 1917 y 1918 se tuvo que rellenar parte de La Barranquilla para prolongar la 10ª Avenida, zona 1 en dirección a la Avenida de La Reforma, zona 10.

    La obra se llevó a cabo en tres fases: la primera consistió en excavar, nivelar y aplanar el terreno; la segunda, consistió en contratar los servicios del señor D. Y. Iddings para la construcción del puente y colocar una estructura de metal, según consta en contrato celebrado el 10 de febrero de 1896. Sin embargo, por incumpliendo del señor Iddings, el Gobierno fue obligado a rescindir el contrato en enero de 1897 y se contrató a la empresa Furrer Hastedt y Cía. para que termine el trabajo.
    La obra en cuestión, se resume a un puente de hierro y mampostería elegante y sólido, al cual se le tuvo que dar especial forma por la configuración del terreno en que se levanta y que desde esa fecha hasta nuestros días podemos observarlo como uno de los innumerables testigos de la historia patria en el corazón de la Ciudad de Guatemala.

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Fuente: Frieda Liliana Morales Barco. Puente de La Barranquilla. Guatemala: Caxlanas, 2010.


domingo, 3 de dezembro de 2023

SIGLO XIX: Monumento a Cristóbal Colón.

 

Derecha, arriba: Día de la inauguración del monumento. Abajo: vista general del monumento con quiosco.


    Tomas Mur y Lapeyrade, poeta, pintor, escultor y arquitecto, nació en Zaragoza, España, el 20 de enero de 1855, esculpió la estatua del insigne navegante genovés Cristóbal Colón entre 1894 y 1896. La misma se hizo acreedora al Gran Premio Único de Bellas Artes (sección de esculturas) de la Exposición Centroamericana e Internacional llevada a cabo en 1897.

    Según fue consignado en el contrato de construcción, esta estatua se colocó inicialmente en la Plaza de Armas del antiguo Parque Central (hoy, Plaza de la Constitución), el 30 de junio de 1896, en el marco de los actos de conmemoración de la Revolución de 1871 y del IV Centenario del Descubrimiento de América, los cuales fueron presididos por la señora Algeria de Reyna Barrios, esposa del Señor Presidente, el Cuerpo Diplomático y Consular, así como personal del Ayuntamiento de Guatemala. Atrás de este monumento, un par de años después se mando erigir un quiosco, justo en el lugar que antes ocupara la Fuente de Carlos III y desde el cual se ofrecían conciertos de banda y orquesta.

    Los terremotos de 1917-18 causaron graves daños a la estructura del monumento, como una fractura en la cabeza del navegante

    En el año de 1944, el monumento fue trasladado hacia el Parque Morazán, situado al final de la Sexta Avenida, en la zona 2, sitio de recreo que también es conocido como Parque Estrada Cabrera y Plaza de Jocotenango.

    Luego, en la década de 1960, las autoridades municipales dispusieron mover el monumento de la Plaza Jocotenango hacia la Avenida de Las Américas, zona 13, donde se encuentra actualmente, ya que allí sería mejor admirado.

Según la descripción hecha por el historiador Miguel Ángel Álvarez, la estatua en mención es: 

Un conjunto de obras en bronce tiene tres figuras atléticas de pie en una semiesfera que representa el mundo conocido antes del descubrimiento de América, que representan  la ciencia, tiene a sus pies las columnas quebradas de Hércules con una cinta que dice non plus ultra, con la mano derecha sostiene laureles mientras que con la izquierda sostiene una palanca símbolo de la fuerza que a su vez sirve de apoyo para  la figura que representa la constancia, ésta sostiene un cántaro que deja caer una gota de agua y se lee la siguiente inscripción: Guta cava lapidem  y por último la figura que representa el valor. Sobre una pequeña barca sumergida en las olas, timoneando y desafiando la tempestad Sobre ellas está el mundo, con el escudo de los reyes católicos y la inscripción “plus ultra, 12 de octubre de 1492”, sobre todo este conjunto está Cristóbal Colón con la mano derecha apoyada en el pecho, mientras con la izquierda señala el mundo que tiene a sus pies, un quetzal simboliza a la República de Guatemala.

    En una de sus anécdotas, Mario Alberto Mencos dice que “La Plaza de Armas era un bello parque romántico de fines del siglo pasado. En el centro, el hermoso monumento a Cristóbal Colón, uno de los más notables del mundo […] Atrás del monumento a Colón estaba el kiosco, desde el que, por la noches, la Banda Marcial deleitaba a los concurrentes a la “retreta”, ejecutando selectos  y escogidos trozos de ópera, oberturas famosas, intermezzos y los bellos y románticos valses de Becucci: “Violetas de Parma”, “Alas doradas”, “Tesoro mío…” o “Rosas del Sur”, “Bombones de Viena”, “Danubio Azul” de Strauss; “La Flor del Café”, de Germán Alcántara […] que embargaban el alma de dulce emoción”.  

    Sobre este monumento, Ramón Salazar, escribió Revista La Ilustración del Pacífico, Guatemala, 1 de abril de 1898. Año II, lo siguiente:

El monumento de Cristóbal Colón que todos admiran en el Parque Central, y que puede competir con los mejores trabajos de su género, no ha producido al artista sino insignificante suma que a penas le ha bastado para cubrir sus gastos. Tuvimos la honra de contratar con él ese trabajo y confesamos ingenuamente que nada nos sedujo más que el desinterés con que el maestro se prestaba a ejecutar la primera y más monumental de las obras con que Guatemala conmemoraba el descubrimiento de América.

El Gobierno de Guatemala del que formaba parte el que esta líneas escribe, había pedido a España y a Italia proyectos de monumentos con tal objeto, que vinieron firmados por maestros muy poco conocidos en el mundo del arte, pero que no satisficieron al Gobierno, pues no salían del molde común de cuyos ejemplares está lleno el Viejo y Nuevo Mundo, cada vez que se ha tratado de reproducir la gran figura del descubridor de América.

El General Reina Barrios, lleno por entonces de los más bellos ideales en pro del engrandecimiento de su país y del embellecimiento de la capital de la República, no se mostró satisfecho de aquellos proyectos. Por entonces llegó a ésta el señor Mur, que ya en otra época había visitado nuestro país, y recibió el encargo de tomar parte en el concurso con el objeto indicado.

Y la obra no se hizo esperar. A los pocos días presentaba el croquis que después realizó con algunas ligeras modificaciones, y que hoy es uno de los más bellos ornamentos de la capital.

Había en ese trabajo concepción genial, evidente originalidad y mucho de audaz como lo requería la figura del grandioso héroe que se trataba de conmemorar por la hazaña portentosa que supo llevar a cabo merced a su genio y a su constancia sin igual.

En efecto, tanto los artistas italianos como españoles fuera de la figura convencional del gran genovés representados con justa razón con el traje de las gentes de ciencia del siglo XVI, llevando en la mano izquierda el estandarte de Castilla, la mirada dirigida al infinito, y la derecha mano señalando lo desconocido de donde debía surgir un mundo adivinado por el genio portentoso del humilde hijo del cardador de lanas, no han podido salvarse de la columna más o menos alta, ornamentada con emblemas y trofeos marítimos, para colocar en su remate la figura heroica del gran Almirante.

Así por lo menos son los monumentos de Génova, Madrid, Barcelona, Nueva York, para no mencionar más que los principales. Mur saliendo de lo que pudiéramos llamar moneda corriente, ideó su obra con una concepción verdaderamente genial. Basta ver el monumento de ello.

 

Cristóbal Colon en el Parque Jocotenango, 1942.


Monumento a Cristóbal Colón en la Avenida de Las Américas, zona 13.

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Fuente: Morales Barco, Frieda Liliana. Monumento a Cristóbal Colón, 1896. Guatemala: Caxlanas, 2009.